Un referente en arquitectura y urbanismo: Bilbao, proclamada «Mejor Ciudad Europea 2018».

Bilbao fue proclamada el pasado 8 de noviembre «Mejor Ciudad Europea 2018» en los premios «The urbanism Awards 2018», otorgados por «The Academy of Urbanism», una organización sin ánimo de lucro que premia con este reconocimiento a ciudades de toda Europa por la calidad, innovación y sostenibilidad de sus entornos urbanos.

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Diez principios del nuevo urbanismo

La ciudades de hoy se presentan como enormes masas de concreto, acero y cristal, el aire ya no es seguro para respirar y en algunos casos está tan contaminado que la respiración es equivalente a fumar dos paquetes de cigarrillos al día; el número de viajeros que pasan horas sentados en congestionadas calles y carreteras aumenta los niveles de frustración tanto como la contaminación, los largos y tediosos trayectos entre un punto y otro nos roban la mitad de nuestra vida; los pequeños habitáculos a los que aún llamamos casas asfixian el desarrollo social. La ciudad de hoy es una ciudad inhumana y a cualquiera que viva o sufra una megalópolis no le quedara duda de ello.

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Las 10 ciudades que lideran la sostenibilidad urbana

Las ciudades están dando un salto importante, alejándose de la lenta burocracia de los gobiernos nacionales, y creando más entornos para una vida sostenible.

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¿En qué consiste el Derecho a la ciudad?

Por solicitud de las organizaciones civiles y gobiernos locales, la Nueva Agenda Urbana acogió el “Derecho a la Ciudad” que debe ser tenido en cuenta para una verdadera construcción de ciudades inclusivas en los próximos 20 años en el mundo.

 

El Derecho a la Ciudad es un derecho individual y colectivo de todas y todos los habitantes, donde el territorio de las ciudades y sus alrededores (en una relación equitativa con el mundo rural), son considerados espacios de ejercicio y garantía de los derechos, a fin de asegurar la distribución y el beneficio equitativo, universal, justo, democrático y sostenible de los recursos, riquezas, servicios, bienes y oportunidades que ofrecen las ciudades.

De esta forma, el Derecho a la Ciudad supone algunos aspectos como:

  1. Ciudades donde se garantiza el pleno ejercicio de los derechos humanos para todos sus habitantes.
  1. Ciudades democráticas, transparentes y participativas, basadas en el empoderamiento ciudadano.
  1. Ciudades como bienes comunes de todos sus habitantes donde los derechos humanos priman sobre los procesos de privatización, de renta especulativa que conllevan la exclusión de las mayorías y donde se rescatan los centros históricos degradados evitando la gentrificación.
  1. Ciudades sostenibles, que mantienen una relación equilibrada y respetuosa con el entorno rural que les rodea y con los recursos naturales.
  1. Ciudades donde la economía mira por el bienestar de sus habitantes, basadas en un desarrollo económico local endógeno y sostenible, que se nutre de los recursos locales y no busca ante todo las inversiones del capital internacional.
  1. Ciudades multiculturales y acogedoras, que valoran la riqueza de las migraciones.
  1. Ciudades donde el espacio público es de todos/as, y donde se reconoce la necesidad de estos espacios para la libertad de expresión, para los múltiples usos de la ciudad.
  1. Ciudades donde se garantizan los derechos culturales por la inclusión social.

 

Las estrategias de los promotores del ‘Derecho a la ciudad’, comienzan por llamar a combatir “la construcción de una ciudad insular o la construcción de una constelación de espacios discontinuos y desarticulados”, que para académicos y activistas son la expresión de un urbanismo que responde a los intereses comerciales del sector inmobiliario, que niega la base de un verdadero urbanismo ciudadano, que invade y destruye el espacio verde de la periferia, y que “abre las puertas a un urbanismo del espectáculo donde los edificios son cada vez altos, las urbanizaciones cada vez más exclusivas, y el objetivo es que compitan entre sí para irse ubicando como los símbolos principales de la ciudad, desplazando a los verdaderos símbolos”.

En consecuencia, los defensores del Derecho a la Ciudad llaman a los ciudadanos y a las organizaciones sociales a que reclamen ese derecho como reductor de las desigualdades, participando en el diseño de políticas integrales y luchando por los “derechos urbanos”: vivienda, espacio público, servicios básicos, transportes, entre otros, y “los derechos sociales, económicos, sostenibles, culturales y políticos”.

Derechos que frenen el auge del transporte automotor privado, que devora el espacio público, y erosiona y destruye el sentido que tiene la calle “como elemento vital de una ciudad y como la base material donde se produce la articulación de la vida social”.

El ‘Derecho a la ciudad’ –afirman los alternativos– también propende por espacios urbanos sin violencia, “porque ésta genera un tipo de ciudad que teme al espacio público, teme al otro, lo asume como un enemigo potencial, y teme a la cohesión y a la solidaridad”.

En definitiva, una nueva agenda urbana debe estar orientada no a usufructuar la ciudad “como una máquina de producir riqueza para unos pocos”, sino como un territorio para el cual “se deben diseñar marcos participativos basados en valores plurales y en conexión con la naturaleza”, y donde no tenga cabida la “producción deliberada del olvido que busca erosionar lo que son las identidades, la cohesión social y la memoria”.

 

Fuente: LA NETWORK

Nuestras ciudades necesitan mucho más arboles

Uno de los grandes problemas a los que la humanidad se enfrenta es a los altos niveles de polución que soportan las grandes ciudades del planeta. En este sentido, grandes urbes como Ciudad de México, El Cairo, Nueva Delhi, Pekín, Moscú, Estambul, Shanghái o Buenos Aires constituyen algunos de los ejemplos de alta contaminación que se ponen siempre de relevancia en los foros que a lo largo y ancho del planeta discuten acerca de las posibles soluciones para atajar este enorme problema.

La contaminación atmosférica podría definirse como la presencia en el aire que respiramos de elementos contaminantes que pueden producir alteraciones en el correcto funcionamiento de la atmósfera, provocando efectos adversos en el mundo natural. Dichos contaminantes son consecuencia de la actividad humana, aunque en algunos casos también pueden producirse puntualmente de forma natural, como es el caso de las erupciones volcánicas. Las principales fuentes de emisión de contaminantes a la atmósfera son bien conocidas por todos, destacando los procesos industriales, la calefacción, el transporte, etc. Dicha contaminación puede provenir de la emisión de gases como el metano, el dióxido de carbono, el óxido nitroso, los clorofluorocarbonos o de partículas como aquellas que provienen de humos o cenizas de combustiones, aerosoles o los polvos de ciertas minas o industrias. Junto a esta contaminación existen otros tipos como son la contaminación acústica, la lumínica o la electromagnética que también afectan de forma muy intensa a la mayor parte de las grandes ciudades.

Poco a poco las sociedades nos hemos ido concienciando de las terribles consecuencias que la contaminación provoca en la salud humana y en el medio ambiente y como resultado de dicha concienciación se están tomando algunas medidas para atajar este enorme problema, al mismo tiempo que son cada vez más los estudios que se están realizando para conocer mejor sus consecuencias y las formas de reducirla. Sin embargo, el problema es tan grave que la Organización Mundial de la Salud estimó, en el año 2016, que una de cada nueve muertes en todo el mundo son el resultado de procesos inducidos, al menos parcialmente, por la contaminación atmosférica. Por tanto, estamos hablando de un problema muy serio al que la humanidad debe enfrentarse de forma decisiva. Para frenar esta terrible realidad resulta necesario oxigenar las ciudades con medidas eficientes que contribuyan a mejorar la calidad del aire y hacer de ellas un entorno mucho más saludable que el actual. Una medida muy sencilla sería la plantación de más árboles en los núcleos urbanos, ya que la presencia de éstos en entornos urbanos favorece su oxigenación y ayuda a mitigar los efectos del cambio climático.

Por lo tanto, la plantación de árboles en las ciudades es clave como medida parcial para atajar el enorme problema que la contaminación atmosférica trae consigo. Todos los expertos coinciden que, en la planificación y desarrollo del urbanismo, el contar con espacios verdes es esencial para que estos puedan actuar como “pulmones” del espacio urbano.  Si bien, la plantación de árboles no es la solución definitiva en la lucha contra la contaminación atmosférica en las ciudades y que debe combinarse con otras medidas, su papel es esencial para mitigar sus efectos.

Los beneficios que los árboles producen en los entornos urbanos son múltiples e interactúan de diferentes formas en aquellas ciudades en donde forman parte esencial de su paisaje. Los arboles reducen las principales partículas contaminantes del aire, proporcionan sombra y participan en el enfriamiento del clima urbano, un enfriamiento que puede llegar a oscilar entre 2 y 8 grados centígrados, lo que contribuye decisivamente a reducir el efecto “isla de calor” provocado por su acumulación en el concreto y otros materiales que abundan en los entornos urbanos. Sin embargo, los efectos beneficiosos del arbolado en las ciudades no se detienen aquí, ya que también contribuyen a mitigar los efectos del viento, al actuar como paneles aislantes. Por otra parte, promueven que los ciudadanos desarrollen formas de interactuar con el entorno urbano mucho más beneficiosas para el medio ambiente como el desplazarse en estos espacios urbanos caminando o haciendo uso de transportes más sostenibles como la bicicleta. Además de todo esto, las superficies arboladas en los núcleos urbanos generan espacios agradables de reunión y ocio, produciendo un efecto calmante, amén de impulsar la biodiversidad de las ciudades atrayendo a aves e insectos. En definitiva, las superficies arboladas de las urbes mejoran el bienestar de sus habitantes, al mismo tiempo que hacen más agradable el entorno laboral y de ocio.

Por todas estas razones las grandes megalópolis del mundo están apostando, en mayor o menor medida, por la conservación y la plantación de nuevo arbolado. La elección de las especies arbóreas adecuadas es esencial para garantizar que éstas proporcionen los beneficios descritos. Se hace imprescindible estudiar cada especie que forme parte del entorno urbano antes de proceder a su plantación, así como resulta básico proporcionarles el soporte necesario para que puedan crecer y desarrollarse. Hay que tener en cuenta que resulta muy habitual que los árboles se planten de manera incorrecta y que terminen falleciendo mucho antes de que alcancen su teórica madurez. Por todo ello, resulta fundamental que se realice un estudio del entorno urbano en que se vayan a plantar esos árboles, ya que con ello se evitarán problemas tan habituales como su excesivo tamaño, que cuenten con unas raíces desmesuradas o que la caída de sus frutos pueda causar problemas a los transeúntes.

Tan importante es el tema que venimos comentando que un equipo de científicos del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) en colaboración con el Foro Económico Mundial ha desarrollado un índice (el Green View Index) que cuantifica el número de árboles que hay en las grandes urbes de nuestro planeta a partir de los datos que proporciona el Google Street View. Dicho índice, cuyos datos son accesibles para cualquier ciudadano, permite evaluar y comparar la superficie arbolada en diversas ciudades del mundo, de forma que cualquier persona pueda tener conocimiento de este dato y pueda exigir a las autoridades la toma de medidas que reviertan la situación en el caso de que la ciudad en la que habita se encuentre en la parte baja de dicho índice. Este proyecto se llama Treepedia y pretende ser una herramienta más que contribuya a la expansión del arbolado en las grandes ciudades.

En definitiva, el valor ornamental y medioambiental que representan los bosques urbanos es enormemente valioso en términos de salud humana y de calidad de vida. La oxigenación del aire de nuestras ciudades es un objetivo en el que todos debemos estar embarcados si queremos hacer de ellas entornos habitables, presentes y futuros, para la especie humana. Iniciativas como la Treepedia son muy importantes, ya que proporcionan datos cuantificables y no basados en meras percepciones subjetivas, para que los ciudadanos puedan exigir a las autoridades locales la toma de aquellas medidas que sean necesarias para que su ciudad aparezca colocada en una mejor posición comparativa.

Fuente: Forbes

Coca Cola y Pepsi unen sus fuerzas para luchar contra el plástico en los océanos

Los presidentes de las multinacionales se comprometieron a obtener avances en este tema para el año 2030.

Un respiro para el medio ambiente. Las grandes compañías refresqueras Coca Cola y Pepsi se unen con el objetivo de reducir el plástico en los océanos. Durante el conversatorio del Foro Económico Mundial (WEF), que se lleva a cabo en Davos (Suiza) los presidentes de ambas compañías prometieron mostrar avances para antes de 2030.

Estas marcas son parte de la llamada Alliance to End Plastic Waste que se formó en enero y concentra a 30 multinacionales.

En la conferencia el presidente de Pepsico, Ramon Laguarta, expresó que podían reducir la cantidad de plástico en el sistema y a su vez en el sector de las bebidas y la alimentación. Asimismo, no se comprometió a resolver el problema en diez años, pero si a mostrar avances para el 2030.

Por su parte, James Quincey, presidente de Coca Cola, explicó que en algunos países como México y Sudáfrica la proporción de botellas recicladas se transformó de un 10% a un 70% y también se comprometió con los avances esperados por su colega.

Quincey apuesta por que se creen materiales más amigables con el ambiente y por darle paso a una economía circular de innovación.

En este contexto, es importante resaltar que la Unión Europea tiene previsto prohibir a partir de 2021 los productos envasados en plásticos de un solo uso, los cuales representan el 70% de residuos que acaban en los océanos.

 

(Fuente: Entrepreneur)

Australia da luz verde a la mayor planta termosolar del mundo

El gobierno australiano acaba de aprobar la construcción de la mayor planta termosolar del mundo: un monstruo con una potencia 150 megavatios que será construido en Port Augusta, en Australia Meridional.

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El cambio climático: llegamos ya a la hora cero

La indiferencia e indolencia del ser humano solo llegará cuando se manifiesten los terribles efectos en la vida cotidiana. Hasta entonces las vestiduras se rasgarán y se pondrá atención al tema.

A principios de este mes, el Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático de la ONU (IPCC) advirtió en un informe que la humanidad tiene hasta el 2030 para limitar el calentamiento global a un máximo de 1.5 grados centígrados o correr el riesgo de enfrentar las graves consecuencias del calor extremo, sequías, epidemias, migraciones masivas, conflictos, inundaciones y pobreza globalizada.

La advertencia no es la primera y desafortunadamente, puede volver a quedar en el olvido en tan solo unos días. La indiferencia e indolencia del ser humano solo llegará cuando se manifiesten los terribles efectos en la vida cotidiana. Hasta entonces -cuando ya sea demasiado tarde- las vestiduras se rasgarán y se pondrá atención al tema.

El panel integrado por los principales científicos del mundo advirtió que entramos en una espiral crítica. Las decisiones, acciones y programas deben comenzar de inmediato o los cambios en el clima afectarán muy pronto y de manera directa la salud y los ecosistemas de la Tierra de manera irreversible.

Los efectos previstos comenzarán a manifestarse en el corto plazo:

  • Más de la mitad de la población del mundo enfrentará la falta de agua.
  • Casi el 70% de la población estará expuesta al consumo de alimentos y agua contaminada o en condiciones muy por debajo de las normas actuales.
  • Aumentarán las muertes y enfermedades por cáncer, diabetes, calor, obesidad, cardíacas, pulmonares, contaminación e infecciones.
  • Mayores inundaciones, sequías, olas de calor, tormentas, incendios forestales, ruptura del ciclo de cultivos, el nivel de los mares podría aumentar entre 10 y 15 centímetros; con todo lo que implica en costos económicos, demográficos y ambientales.
  • Más de la mitad de los hábitats naturales, bosques, zonas de reserva, selvas y valles quedarán convertidos en tierras estériles, condenando a la extinción a la fauna y flora.
  • La sobrepoblación originará grandes flujos migratorios incontrolados acarreando conflictos y tensiones políticas.
  • Las masas de hielo polar, glaciares y permafrost se extinguirán más rápidamente y de forma irreversible.
  • Los océanos se convertirán en zonas muertas, sobreexplotados y contaminados dejarán de ser una fuente de alimentación y contribuirán a extender grandes volúmenes de basura y desechos químicos y nucleares.

A los escépticos todavía les parece exagerado, millones de dólares se invierten en publicidad falsa para esconder la gravedad de la situación y la corrupción sigue imperando como mecanismo para facilitar la acción depredadora de grandes corporativos.

Limitar el calentamiento global a 1.5° C comparado con la era preindustrial requerirá cambios rápidos, radicales y de gran alcance en la generación y consumo de energía, la industria, el transporte, comercio, vivienda, basura y protección ambiental.

Para los gobiernos, se agotó el tiempo de debates, discursos y complicidades. Para las empresas llego la hora para desarrollar nuevas tecnologías y procesos de cambio ambientalmente responsables.

Para todos, es el momento de actuar. Desde la organización política, la información, los comentarios y el fortalecimiento de redes de influencia en el tema, como para informar, presionar y participar en los cambios requeridos en los sistemas social y económico.

Incluso desde la oficina, el cuidado personal y los hábitos cotidianos podemos tener un impacto positivo y fomentar una cultura de cambio. Contribuciones directas se pueden tener desde el cambio en el consumo de productos que no cumplan con las condiciones de reciclaje, inocuidad y biodegradación. Todos los materiales químicos que usas representan un

En el consumo de alimentos los datos son contundentes: la agricultura produce un tercio de las emisiones globales de gases de efecto invernadero. Los productos cárnicos y lácteos generan casi la mitad de esas emisiones; es decir, son mayores que las descargas combinadas del transporte (avión, tren, automóvil, autobús y barco) en todo el mundo.

Muy pocas compañías de alimentos se preocupan por reportar actividades y mucho menos asumen los compromisos para reducir el impacto ambiental negativo. La mayoría de la gente no percibe el grave impacto del uso generalizado de fertilizantes, la emisión de metano y estiércol a la atmósfera; el envío de miles de litros y toneladas de desechos a ríos y mares como efecto de las matanzas y la defaunación y deforestación para crear zonas agrícolas y ganaderas.

El cambio climático debe obligarnos a un cambio de mentalidad y de generar la disciplina y cultura necesarias para hacerle frente. Nuevamente, seamos ambiciosos y creativos, para aportar algo se puede partir de generar hábitos de transporte, consumo, menos plásticos, concientización, el cuidado de las zonas verdes, el turismo sustentable, sociedad ecológica, manejo consciente de desechos personales; lucha contra el maltrato animal, un estilo de vida y una dieta ambientalmente responsables.

 

(Fuente: Forbes)

Corrupción del Mundo Inmobiliario, parte 2

Esta semana, el Lic. Gabriel Ballesteros Matínez  continua hablando del tema: la corrupción del mundo inmobiliario, parte 2/2

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Corrupción del mundo inmobiliario

En esta ocasión, el Lic. Gabriel Ballesteros Matínez habla un tema muy importante: la corrupción del mundo inmobiliario.

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