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Impactos, planeación y Alebrijes en Querétaro

Por Gabriel Ballesteros Martínez
“Impacto” es una palabra muy fuerte. Nos da la idea inmediata de golpe, de afectación, de lo que modifica o cambia. De aquello que pasó y ya no volvió a ser lo que aquello era.

Hay tres tipos básicos de impacto generado por el desarrollo urbano: el impacto ambiental, el impacto social y el impacto económico asociado que se provoca. También hay un eterno debate sobre cuál de los tres debe campear y para resolverlo, desde el Informe Bruntland en 1987 auspiciado por Naciones Unidas, con un gran celo semántico, se han derivado más de cien diferentes versiones de lo que se entiende por desarrollo sustentable o sostenible. Es para valientes entrarle a esta definición pues en cada sobremesa podría escribirse una nueva, y no es objetivo de esta entrega disertar el tema.
Para hablar de los impactos del desarrollo urbano, es necesario situarse en un caso específico, pues solo así se puede argumentar razonablemente de un lado o de otro, cuando de frenar o impulsar un proyecto se trata. No es lo mismo modificar ochocientas hectáreas de playa y selva en Punta Mita que hacer un centro comercial entre Jurica y Juriquilla. Tampoco lo es derribar hermosas e indefensas jacarandas de Bernardo Quintana para hacer un espantoso puente por el que hoy solo se desciende a un embudo desde el denominado Centro Noreste; sin embargo, la base para medir los impactos en esencia debe ser la misma en Nayarit, en Querétaro y donde sea. Debe ser técnica y científica.
Plantas, arboles, flora, fauna y tranquilidad a cambio de empleos, riqueza y bienestar, esa es la ecuación. Cuanto suelo y cuando debe dedicarse al crecimiento o cuando debe preservarse para el servicio ambiental o producir alimentos, es el gran dilema; esas son las preguntas a la que tenemos que garantizarles una respuesta cierta.
El conflicto entre el capital y lo natural tiene diversas arenas, entre otras la estrategia comercial privada; la obra pública; la preservación monumental e histórica; el abasto; la apertura de un polo de desarrollo; la preservación de especies endémicas o simplemente la supervivencia. Con un afán simplista, en la arena que quieran siempre habrá malos y buenos, ángeles y demonios. Los voraces depredadores y los heroicos defensores. Los necios y los prohombres del desarrollo.
Más allá de binomios aburridos e interminables, en este tema de los impactos debe prevalecer la técnica y la tecnología, la planeación y la planificación seria, basada en datos científicos sin dedicatoria o ventaja para nadie: técnica, institucionalizada e independiente, más allá de cualquiera y por encima de todos. A la ecuación descrita líneas arriba habría que añadírsele un componente determinante: el interés público.
Cuando alguien integra un nuevo elemento a la Ciudad, genera un impacto en la red urbana. La conexión entre los nodos, que son las tiendas, las casas las fábricas y los elementos de menor escala urbana como el bolero, la fuente y la banca que apoyan nuestra convivencia e interacción, se ve afectada tanto en lo individual como en lo colectivo. Definir tanto los tiempos como la vocación del suelo no es cuestión de que unos intereses sean más capaces de imponerse a otros, es un equilibrio que debe procurarse desde el Estado, pues solo este puede tener la visión general, entendiendo que no es el propietario de ella, de ahí que el reto más que gubernamental, es público.
En Querétaro no tenemos un esquema cierto de medición de los impactos y peor aún, no tenemos una institución que nos de la seguridad y la certeza de que esta función estatal se está cumpliendo en todo nuestro territorio. El anhelado Instituto de Planeación del Estado, está en ciernes desde hace años y urge; la propuesta del Arq. Jorge Vázquez Mellado recientemente en su libro El Nuevo Santiago de Querétaro y las realizadas por el ITESM y la U.A.Q. por más de una década, están ahí como alternativas inacabadas. El modelo del órgano de gobierno de esta institución ha sido siempre el dilema. ¿Porqué no le perdemos el miedo y dejamos paso a la ciencia y a la técnica, más allá de personas, intereses y dedicatorias?
La ciudadanización de algunas entidades públicas –está probado– no ha sido garantía de imparcialidad; sin embargo, en el caso del Instituto de Planeación, un generoso presupuesto para estudios y personal calificado podría construir en conjunto un órgano rector del desarrollo sin “afectos ni efectos” secundarios. Con mucha técnica constitucional, en el nuevo Código Urbano es posible construir para esta institución, un nicho desde el cual, respetuosamente, se proponga tanto a escala municipal como regional el desarrollo con una visión mínima de 30 años.
Si te interesa este tema de los impactos, hay dos películas estupendas: La Verdad Inconveniente con la que un grupo comandado por Al Gore el ex Vicepresidente de Estados Unidos ganó el Premio Nobel de la Paz y otra, todavía mejor, llamada HOME, realizada por cineastas franceses bajo el patrocinio de marcas de ropa como GUCCI, PUMA, IVES SAINT LAURENT entre otras, cuya narración en español es de nuestra veracruzana Salma Hajek. La mejores imágenes aéreas inéditas del planeta y la música, un auténtico concierto. Está en You Tube.
P.D. Alebrijes en el Acueducto: es indiscutible que en el Querétaro contemporáneo los espacios públicos no abundan. Las hermosas plazas y jardines del centro no se dan en otras partes de la Ciudad. Es de aplaudirse el esfuerzo del gobierno municipal por desarrollar el ciclismo recreativo y el paseo por la Calzada de Los Arcos pero… ¿no es prematuro realizar exposiciones sin que la zona esté preparada para recibir paseantes? El pasado domingo se antojaba insegura la convivencia entre autos y familias. También será importante prevenir el ambulantaje que llega junto con los visitantes.