Foro Mundial de Urbanismo en Medellín

La patria de Botero y del terriblemente recordado Pablo Escobar es este año la sede del Foro Mundial de Urbanismo organizado por HABITAT de la ONU. Es el séptimo foro de esta envergadura y en esta ocasión tiene como tema central la Equidad en la Ciudad.

Equidad, que palabra tan complicada. Dosis de aspiración infaltable en el discurso político del desarrollo social, la equidad se ha convertido en el objetivo transversal de una sociedad urbana que apurada por la velocidad, como valor elemental de todo lo plausible, se ha visto empujada a la fragmentación en todos sentidos.

La sede es Medellín, la conoceré mañana. Me dicen que es un enigma en una cañada. Un ejemplo vivo del como una sociedad puede darse a sí misma una oportunidad, aún en la descomposición social más severa como aquella de los años  vivos del Cártel más temible de la historia. Me dicen que vaya a Envigado y no a conocer el pueblo del criminal más rico (después del Chapo) sino a ver casas de cuatro fachadas en un panorama exuberante. Que no me pierda el funicular en Medellín, paseo que a pesar de las críticas cuando se construyó, es el medio más eficiente para cruzar la ciudad. Me dicen muchas cosas más, pero yo prefiero contarles lo que vea,  es un compromiso.

Acudo al Foro Mundial de Urbanismo tal cual si fuera a Brasil dentro de unos meses al del balón pie. Para mí la esencia de este encuentro es vida encapsulada, esperanza en conferencias para volver a mi tierra con ideas que puedan sembrar en otros el deseo de lograr la permanencia de una provincia que añoro, dentro del Querétaro industrial vertiginoso que esta mañana me compartiera el Secretario Marcelo López, quien hoy es dueño de una certidumbre que irradia a cualquiera que quiera saber hacia dónde va nuestro Estado. Desde aquí lo felicito.

Llegaremos primero a Bogotá a conocer el Transmilenio, sistema de transporte colectivo que inmortalizó ya al Alcalde Peñaloza como un político que supo  enfrentar al cacique camionero y darle a la capital colombiana el orgullo de tener una red ejemplar donde antes hubo caos y wawas desvencijadas.

Me siento muy orgulloso de ser mexicano,  Queretano de esos «de toda la vida» y  no puedo dejar de sentir una honesta admiración por un pueblo que ha creído en la planeación, evitando que algunos acaparen el favor y la ventaja de la información pública. Dicen que América Latina tiene hoy en Colombia la guía de las buenas prácticas urbanas, pero más allá de ese orgullo lo que han logrado es atrapar, el concepto de lo vivible y de lo común en su convicción, en su corazón. ¿Será esa  la enseñanza de los años en que la delincuencia organizada les robó el país? Es posible, se escucharía justo y resulta inspirador.

Participaré en dos mesas: una sobre profesionales del urbanismo por una nueva agenda urbana y otra sobre los retos legislativos para el nuevo urbanismo. Desde la visión de un ciudadano cualquiera me propongo hacernos oír,  pues en este mundo donde desaparecen aviones, donde algunos vuelven a los partidos prostíbulos; en este terruño  que se debate entre monopolios televisivos y donde se persigue a la Tuta en el vasto territorio de Apatzingán, hay futuro…