WUF7 en Medellin, alineando a Querétaro con el mundo.

El modelo económico mundial esta produciendo Ciudades como la nuestra: exitosas para una  pequeña parte de sus habitantes pero ajenas, distantes y duras para la mayoría. En este foro mundial se ha escuchado en todos los idiomas una idea común: la ciudad defragmentada produce pobreza en todos los sentidos.  Desde la experiencia especial de Medellín pudimos escuchar historias exitosas de regeneración urbana y solidaridad que nos llevan obligadamente a la reflexión de lo posible frente a la inercia incesante y absurda  de expandir la ciudad de Querétaro atendiendo sólo a los intereses individuales.

Medellín resultó ser para mi simplemente fascinante. Pasó del caos al ejecicio efectivo del derecho a la ciudad con soluciones creativas e inteligencia financiera; de la vergüenza al orgullo y a la pertenencia que se vuelve energía en los jóvenes, cuya pobreza los alienta cuando hace no mucho los llevaba literalmente al borde de la muerte, o los mataba la guerrilla o el hambrhambrea droga.

Lograron una vitalidad emocionante con inversiones bien elegidas, políticos honestos, continuidad de proyecto y educación sembrada en el epicentro de la ignorancia. Los convirtió, al cabo de sólo dos décadas, no sólo en una Ciudad del Conocimiento y la innovación, sino en una ciudad equitativa donde todos los estratos conviven sin chantajes ni abuso en la morfología urbana  más agreste que hasta hoy conozco. Simplemente inspiradora.

Desde esta Babel de historias asiáticas, africanas me atraen especialmente las historias latinoamericanas como Quito y Cusco. Nos parecemos muchísimo más de lo que pueda pensarse y por ello me despierta un honesto entusiasmo  la gran tarea que tenemos pendiente; nuestra propia agenda urbana queretana que tiene que lidiar con 280 asentamientos irregulares donde empiezan campañas electorales con promesas y casi siempre terminan gobiernos con excusas.

Me abordan los Querétaros que no salen en la ciudad postal que estamos vendiendo. Una agenda que así como tiene la prioridad difusa de casi 400 colonias sin municipalizar, tiene que aceptar y reconocer que no puede controlar el desparramamiento pues algunos capitales quieren seguir siendo dueños del futuro sin saber que su legado podría ser una trampa para sus inversiones.

Al ver el MetroCable y en general el sistema de transporte de Medellín y Bogotá, resulta imposible no sentir coraje contra quienes detienen el proceso de Red Q desafíando la lógica social más elemental. Al ver el cinturón verde que le están constituyendo a Medellín  no puedo evitar sentir pena por los procesos egoístas de modificación del suelo y especulación que vivimos durante los últimos trienios. Nos queda poco tiempo para revertir lo que le hemos estado haciendo a nuestra  querida ciudad.

Pero más allá de estas reflexiones que no pueden más que ser dolorosas, está la esperanza de que lograremos sacar adelante el Instituto Metropolitano aún y cuando algunos alcaldes lo frenen porque parezca un logro de los rojos y no de los azules; aún y cuando parezca que en verdad a nadie le importa si sucede o no.

Mas allá de cúpulas de colegios y cámaras solo preocupadas en lograr concursos y licitaciones de obra pública (que se planea sin una visión sistémica) esta la expectativa que prodigan agentes de cambio como Luis Antonio Álvarez, Salvador Herrera, Alfonso Garduño y mis queridos compañeros nuevo urbanistas, que no cejan en la lucha, a pesar de la penurias que significan pretender implantar una nueva forma de ver el desarrollo de nuestra comunidad.

Por todo ello desde estas tierras colombianas les propongo algunos puntos para nuestra agenda urbana: lograr una nueva ley de planeación, revisar el modelo de proyección y decisión de la obra pública para democratizar todo el proceso. Les propongo hacer juntos un nuevo esquema de interacción municipal para el diseño de proyectos comunes con una visión de largo plazo. Les propongo por último hacer que la ley y los reglamentos imperen no por mandato sino por convicción. En síntesis les propongo un nuevo acuerdo de lo público para hacer la verdadera ciudad inclusiva que dedimos tener.

 

Autor: MNU y Lic. Gabriel Ballesteros