Convenio Metropolitano

Los alcaldes de los municipios conurbados en la ciudad capital Mari García, Antonio Zapata, Enrique Vega y Roberto Loyola firmaron el pasado lunes 1 de diciembre del presente año el convenio que dará paso al Instituto Metropolitano de Planeación. Una nueva institución que es reflejo tanto de la madurez política que nos ha traído la alternancia como de la gran preocupación que tenemos por el crecimiento descontrolado de la mancha urbana de la Zona Metropolitana de la Ciudad de Querétaro.   Que lejos están aquellos días cuando con su tenue lamparita de brazo desde un restirador de la SAHOP un menesteroso subordinado preparaba los planos que determinarían el futuro de alguna ciudad de este país, sin que esa ciudad lo supiera.  Finales de los años sesenta; las olimpiadas, el mundial de futbol, los tiempos del gran Arquitecto Ramírez Vázquez; tiempos cuando entre él y algunos grandes ingenieros de la época como Gilberto Borja le dieron forma al desarrollo urbano nacional.   Por aquellos años (1966) ICA celebró con el Gobierno de Querétaro un histórico convenio que iniciaría la transformación de nuestro tejido urbano. Quien le hubiera dicho a Don Bernardo Quintana que quedaría inmortalizado  como gran eje vial  en la prometedora ciudad de acueductos y fuentes virreinales. Entonces éramos casi 200 mil habitantes; las colonias Carretas, Jardines y Cimatario se venderían como pan caliente a los hijos del Querétaro tradicional que quería ser moderno.   Para 1980 con el efecto de muchas fábricas que siguieron a TREMEC y a Industria del Hierro llegamos a 380 mil. La ciudad comenzaba a ser reconocida a nivel nacional como provincia anhelada pero también comenzábamos a desparramarla; los asentamientos de Lomas de Casa Blanca y Menchaca nacían ante la falta de preparación de la ciudad para su éxito y con ello, una larga y compleja historia de urbanización progresiva. Por aquel entonces también se planteó la Ciudad Banamex en Jurica pero la primera gran devaluación acabó con el sueño de los Legorreta y dio la oportunidad a otros hermanos, los Torreslanda, que en 25 años hicieron la suya.   Vino el temblor del 85 y el Lic. Enrique Burgos tuvo que lidiar con el éxodo y con el error de diciembre salino-zedillista. En una ocasión me dijo: “ni modo que le pongamos barda a la Ciudad…” y tenía razón hubiera salido muy caro el cerramiento… más que el de Álamos Primera Sección que sucedió por entonces debido a que asaltaron la casa del Procurador (!!)   No hubo barda ni garitas para llegar a Querétaro, Conín recibió a todos “con los baches abiertos” como se bromeaba por entonces; hubo que construir banquetas, puentes y mercados; más hospitales y panteones para una ciudad a cuya nueva central camionera llegaban y llegaban; todo a costa de una deuda pública que hoy todavía estamos pagando.   Y es que EBG afrontó con estoicismo un crecimiento poblacional del 50% en 5 años sin que le aumentaran el presupuesto al Estado ni un peso en ese mismo periodo. Nos quedamos debiendo casi mil millones de pesos hacia 1997; deuda pública que en 98 Doña Suhaila Núñez Elías (que tenía unos grandes huevos de porcelana detrás de su escritorio) replantearía a BANOBRAS  poniendo como garantía entre otros bienes, el Estadio mundialista de Don Rafael Camacho y su Auditorio JOD.   Para el 2YK (cuando se vaticinaba que el mundo se acabaría porque a Bill Gates se le olvidó programar el año cero en las computadoras) llegamos a casi un millón de queretanos en lo que se comenzó a referir como la “Zona Metropolitana de la Ciudad de Querétaro” (no sin que algunos chilangos recién llegados se burlaran pues al comparar nuestra “gran” ciudad con la Delegación Magdalena Contreras o Cuajimalpa el término no les daba). Más allá de comparativas la verdad es que poco a poco los recorridos se hacían más largos y el nudo de Los Arcos comenzaba a evocarnos el Periférico. Nos empezó a preocupar lo que nunca nos había preocupado: el tiempo…   Pero seguimos creciendo ¿quien podría parar la Ciudad en el cruce de todos los caminos de la patria y su megabandera?. Durante la primera década del nuevo milenio a Querétaro le pusimos dos turbinas y… a volar. Nuevo aeropuerto, cluster automotriz y hasta universidad aeroespacial. Mientras GEO  anunciaba 12 mil viviendas tan solo para el año en 2008, la ciudad se veía insertada de plazas comerciales que hicieron sonrojarse a la humilde Comercial Mexicana de Zaragoza y sus cines siempre inundados con las lluvias de octubre. Llegarían las salas VIP…   Y es que todo eso está muy bien pero todo tiene límites, reglas, estrategias, cautelas  y nuestra Ciudad de Querétaro no es la excepción. A las más de 24 mil hectáreas a las que les cambiamos el uso de suelo entre 2003 y 2012 hay que regularlas con una visión de largo aliento. Si no lo hacemos no solo vamos a repetir los errores de ciudades como Guadalajara o Puebla. Nosotros a este ritmo corremos el peligro de innovar, pero de innovar tonterías!!!  Temblará como las salas 4DX…   Por eso bienvenido el Instituto Metropolitano de Planeación! y con él la oportunidad de devolverle a Querétaro la oportunidad de forjar una visión, como aquella del restirador y la lamparita, pero construida por todos desde aquí y ahora. Bienvenido.

 

MNU y Lic. Gabriel Ballesteros Martínez