Democratiza el uso de la vía pública, con la racionalización del estacionamiento

Por Emilio Vasconcelos Dueñas

Esto de hacer ciudad para todos, con la óptica de nuestro Centro Histórico, cuidando que mantenga la calidad patrimonial que desde hace 19 años lo hace orgullosamente al ser participante en el catálogo de Patrimonio Cultural de la Humanidad, otorgado por la UNESCO en aquel 7 de diciembre de 1996. En ello, finalmente la autoridad municipal tiene en la mira el restablecimiento de estos coloquialmente llamados “parquímetros” y que institucionalmente le denominan: Estacionamiento de vehículos automotores en la vía pública.

Recordemos que no hace muchos ayeres en la zona céntrica de Santiago de Querétaro existieron aquellos pequeños postes con dos cabezas que no eran otra cosa que parquímetros en donde se colocaban las monedas y se procedía a darles “cuerda” esto es accionar el mecanismo de cierto tiempo para cubrir la cuota por utilizar el espacio público.

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Bien por ello y desde luego hacer dos comentarios; el primero que la apuesta va a la administración directa de tal infraestructura por parte de la autoridad municipal, sin intermediarios, concesionarios o como se les quisiera llamar y para eso servicios públicos municipales es la instancia municipal idónea.

La segunda es el tema tarifa, la cual sería prudente resultara de un estudio técnico.

De lo primero, es bien sabido que cuando se concesiona un servicio público, el ganón es el concesionario y en este tema, las referencias no son la excepción, en donde rondan desde el 30, 60 y 70% para la ciudad y el resto para el concesionario, en cuanto a multas, hay en donde para la Ciudad solo es el 70%.

Ojalá y Santiago de Querétaro rompa con esa perniciosa práctica.

En lo referente a la tarifa, de igual forma, la media nacional es de $6.00 por hora de utilización de los cajones para estacionamiento de vehículos en la vía pública, la cual va desde $ 2.00 en Texcoco, $2.50 en Monterrey y $3.00 en Acapulco, Guanajuato y Chiautempan. $6.00 en Córdoba y Puebla; $7.00 en Tlaxcala y Matehuala así como $8.00 en Naucalpan, Polanco y San Luis Potosí.

A excepción de Acapulco, en donde se cobra $1.00 por 20 minutos, en general el uso de estos cajones da la pauta para el pago mínimo de $2.00 por 15 minutos, tiempo suficiente para un uso mínimo cuando se quiera comprar un refresco o entregar un documento, de manera que esa es una primera ventaja para el usuario, la segunda es, el hecho de seguramente se podrá encontrar lugar para estacionarse y la tercera es para el comercio y los prestadores de servicios, quienes verán multiplicada la afluencia de sus clientes debido a la rotación en la ocupación de la vía pública por los particulares que cotidianamente suelen acudir al Centro Histórico para atender sus requerimientos de comercio y servicios diversos.

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Para los pobladores dentro del polígono -sin duda- que se habrán de otorgar tarjetones a efecto de que dispongan sin costo alguno, de los espacios que para tal fin se defina en el diseño del programa ‘Parquímetros’; sin excepción, todos los demás usuarios de los cajones de estacionamiento sobre la vía pública, habrán de pagar al cien por ciento las tarifas que se establezcan.

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De la ciudad, ni hablar, será la democratización del uso de la vía pública a favor por todos por igual, en donde quien la usufructúa, retribuye a la comunidad por tal servicio y en la otra mano, asimismo para la ciudad, es una fuente indiscutible de recursos frescos para solventar programas de mantenimiento de esa, la vía pública, que de otra manera depende exclusivamente de los presupuestos con recursos públicos que nunca serán suficientes.

El primer polígono a ser dotado de esta infraestructura podría estar delimitado por 5 de febrero, avenida Constituyentes, Bernardo Quintana y avenida Universidad, dentro del cual y en paralelo, el tema estacionamientos se convierte en un nicho de oportunidad, toda vez que muchos de los empleados de las oficinas de las instancias públicas cuyas instalaciones están dentro de dicho polígono, continuarán acudiendo a sus trabajos en sus automóviles particulares y seguramente los establecimientos que para ofertar este tipo de espacios, habrán de ampliar los estacionamientos, de los cuales, incluso hoy en día ha de haber aquellos que pueden tener piso de tierra y con la demanda organizada por las personas que acuden cotidianamente por razones laborales, podrán acceder a una tarifa de pensión, lo cual les resolverá tal necesidad y lo mismo aplicará para quienes tienen sus centros de trabajo, ya oficinas o comercios particulares en la zona referida. No sería remoto que algún porcentaje de los baldíos intraurbanos vieran en esta vertiente de utilización del suelo una vía de aprovechamiento de terrenos estratégicamente ubicados y que por largos años han permanecido no sólo ociosos, sino usufructuando importante infraestructura urbana, en perjuicio de la propia Ciudad.

Finalmente el hecho de optimizar la circulación vehicular en la zona será un beneficio colectivo, pues la carga vehicular artificial, generada por aquellos vehículos que en la actualidad tienen que dar vueltas y vueltas en búsqueda infructuosa de un lugar para estacionarse.

Todo este esquema de ordenación en la utilización del espacio público urbano, sin duda que se habrá de considerar en las premisas de actualización del Programa de Manejo del Centro Histórico al tiempo de sumarse a los indicadores urbanos que apuntalan la generación natural de plusvalía en dicha zona.

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