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Urbanismo invisible

En París hay una playa. Aparece cuando el calor se hace insoportable, a principios de julio, y desaparece cuando el día empieza a acortarse. Hace 16 años que los muelles entre el Louvre y el Puente de Sully ven cómo las orillas del Sena se llenan de arena, sombrillas, duchas y hamacas para construir una playa de temporada. En septiembre la recogen y deja espacio para su otro uso: los coches. Con todo, cada año regresa crecida. El pasado verano, la alcaldesa Anne Hidalgo inauguró en Le Bassin de la Villette tres piscinas ganadas temporalmente al Sena. El éxito de la iniciativa gratuita que congrega descanso, petanca, baloncesto, sol y bailes confirma un urbanismo de quita y pon: acciones temporales que transforman las ciudades.

En el Espolón de Logroño, durante la última semana de abril, hubo menos coches aparcados. O por lo menos lo pareció. Benedetto Bufalino cubrió varios con madera y construyó un chill out de libre acceso en el que uno podía tumbarse al sol, sentarse a charlar o, seguramente, hacer un botellón. Para construir su obra, este joven artista de Lyon recibió 2.000 euros y los tableros de madera contrachapada que produce la empresa local Garnica. Eso: la madera y los euros son los materiales con los que trabajaron los 13 diseñadores y arquitectos invitados a intervenir en Logroño en el Festival de Arquitectura efímera Concéntrico que la ciudad acoge anualmente. Para esta quinta edición, los portugueses FAHR 021.3 convirtieron una hoja de contrachapado en un escenario, Juan Llamazares construyó una atalaya para contemplar un viñedo de las Bodegas Lan, Pablo Losa y Gadea Burgaz rodearon un castaño para sentarse bajo su sombra y el arquitecto polaco Jakub Szczesny (SZCZ) apiló tres torres que son, en realidad, tres pilas de taburetes. Quien visitó la Casa Farias —la sede de Cáritas— pudo llevarse uno. Así se recicla un pabellón. Y así se descompone una arquitectura temporal. Montada con más ideas que clavos y con la opción de reutilizarse, la arquitectura se convierte en mensaje.

La combinación entre ocio, reivindicación y experimento urbano está presente en estas intervenciones que tienen tanto de rediseño de la ciudad como de reparación social. Por eso, con frecuencia cuesta entender el límite entre las disciplinas: ¿dónde empieza la acción artística y termina la arquitectura? ¿Que arquitectos firmen una iniciativa social la convierte en arquitectura? Son muchas las cuestiones que plantean las acciones que transforman temporalmente las urbes con intervenciones que ensayan otros usos sociales para hacerlas más inclusivas.

En Praga, el colectivo Paisaje Transversal sembró las calles de asientos y rayuelas para, como indican en su libro Escuchar y transformar la ciudad(Catarata / Arquia), ensayar nuevos espacios para el ocio. Ensayo es una palabra clave en el urbanismo del siglo XXI, en el que la transversalidad y la temporalidad quieren, más que contrarrestar, sumarse a la rigidez, el orden cartesiano y la permanencia. El mensaje es que la planificación pasa también por escuchar a los ciudadanos y debatir.

Parece nuevo, pero es antiguo: montar y desmontar partes de una ciudad es tan viejo como las propias urbes, que, mayoritariamente, crecieron en torno a un mercado. Con todo, hoy ese uso temporal de los espacios sirve para poner a prueba soluciones y mejorar apuestas a largo plazo. El urbanista danés Jan ­Gehl organizó una gran sentada en la calzada de Broadway antes de conseguir —años después— que la diagonal de Manhattan se convirtiera en un espacio para el ocio y el descanso ciudadano.

Hace dos veranos Imagina Madrid puso en marcha una convocatoria para afrontar conflictos de convivencia en algunos barrios a partir del diálogo con sus vecinos. Se fomentaba que se conocieran, que utilizaran y cuidaran los espacios públicos. De las 175 propuestas que aspiraron a los 30.000 euros anuales de presupuesto, 22 fueron codiseñadas entre ciudadanos y colectivos de artistas o arquitectos. No siempre hubo acuerdo. En la plaza de Rutilio Gacís, los vecinos querían vigilancia y policía. La propuesta En sintonía organizó talleres de rap y pinchadiscos para los jóvenes. También hizo hablar a los adultos. Algo parecido pasó en Topete, una calle de Bravo Murillo donde un grupo de mujeres tejieron lonas con las que cubrieron la calle. “El peligroso y xenófobo Topete se convirtió en la calle de las mujeres”, explica Carmen, que nació en el barrio. La fiesta duró un día, pero el trabajo estaba hecho: los cuatro meses que tardaron en hacer las lonas sirvieron para que mujeres de diversas nacionalidades se conocieran, se perdieran el miedo y “deshicieran el estigma de barrio difícil que programas como el de Ana Rosa Quintana parecían empeñados en difundir”, protestan las integrantes del colectivo El Beso en su “sede”, la peluquería Viandy Look.

Escuchar, repensar, ensayar y reparar son atributos de un urbanismo necesario para el siglo XXI. Se trata de un movimiento temporal que prueba antes de modificar. Es cierto que con frecuencia parece más preocupado por la convivencia que por el diseño arquitectónico, pero sería un error que los arquitectos dejasen escapar la oportunidad de aplicar su conocimiento a un diseño urbano complementario necesario en el siglo XXI.

Javier Peña, que dirige Concéntrico, asegura que su festival busca que los ciudadanos redescubran su ciudad. Imagina Madrid habla de corresponsabilidad. Plantea si un desfile puede ser arquitectura y si es más responsable cuidar un estanque o vaciarlo cuando hay escasez de agua. De prueba y error, un urbanismo de tanteo recupera la esencia de las ciudades: el cambio y la transformación.

Fuente: EL PAÍS

Instala SEDATU consejos en 6 estados para Programa Nacional de Reconstrucción

Hasta el momento se han comprometido recursos por más de 14 mil 200 millones de pesos para la atención de las entidades afectadas

 

Ciudad de México, 13 de abril, 2019.- La Comisión Intersecretarial de Reconstrucción (CIR), coordinada desde la  Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano (SEDATU), encabezada por Román Meyer Falcón, ha instalado seis Coordinaciones Estatales y signado convenios de colaboración con el mismo número de gobiernos estatales que se verán beneficiados con la aplicación del Programa Nacional de Reconstrucción (PNR).

Cabe recordar que dicho programa -uno de los 25 prioritarios del Gobierno de México- tiene por objetivo brindar atención a todos los damnificados por los sismos de 2017 y 2018, a través de la construcción o reparación de viviendas, centros de salud, escuelas e inmuebles considerados patrimonio cultural.

El titular de la SEDATU ha subrayado en diversas ocasiones la importancia de dar acompañamiento y seguimiento técnico al programa, con el objetivo de garantizar la oportuna y eficiente ejecución de las obras.

“Hemos hecho un análisis detallado de cómo ocurrió el proceso de reconstrucción y en dónde había fallado el Estado mexicano en sus diferentes órdenes de gobierno a lo largo de varios estados de la República, y nos dimos cuenta de que uno de los grandes problemas fue que no se realizó un seguimiento técnico; que muchos recibieron apoyos, pero no se garantizó que se aplicaran en la reconstrucción de las viviendas”, explicó.

En este contexto, es relevante la intervención de un organismo que articule los trabajos en benéfico de la población; por ello, la CIR está integrada por cinco Secretarías de Estado que intervendrán en el proceso de reconstrucción: Educación Pública, Cultura, Hacienda y Crédito Público, Salud y Seguridad Pública, coordinadas por la SEDATU.

En diciembre pasado, la Cámara de Diputados aprobó asignar un monto de 8 mil millones de pesos al PNR, a través del Presupuesto de Egresos de la Federación (PEF) 2019; sin embargo, para atender a las miles de familias que perdieron o vieron afecto su patrimonio por dichos fenómenos naturales, también se destinarán 13 mil 600 millones de pesos del Fondo de Desastres Naturales (Fonden) y de seguros.

Hasta el momento, se han instalado las Coordinaciones Estatales de Reconstrucción en Oaxaca, donde se invertirán 4 mil 700 millones de pesos y se atenderán más de 65 mil viviendas dañadas; en Guerrero, para la realización de más de mil 800 acciones con una inversión de aproximadamente 730 mdp; en Chiapas, donde se invertirán 2 mil 735 millones de pesos y se realizarán 23 mil 800 acciones de reconstrucción.

También se han firmado convenios de colaboración con los estados de Morelos para la realización de más de 6 mil 500 acciones con una inversión de 720 millones de pesos; Estado de México, donde se ejecutarán 4 mil 997 acciones en materia de vivienda, educación, salud y patrimonio histórico con un presupuesto de 2 mil 532 millones de pesos y con el gobierno de Puebla, donde se tiene prevista la ejecución de más de 12 mil acciones de reconstrucción en vivienda, 879 en escuelas y 299 en patrimonios históricos, con una inversión de  2 mil 826 millones de pesos.

Se tiene previsto que en las próximas semanas se instalen los Consejos Estatales de Reconstrucción en Michoacán, Veracruz, Tlaxcala, Hidalgo y en la Ciudad de México, para formalizar la puesta en marcha del Programa Nacional de Reconstrucción.

Cabe señalar que como parte de la atención a personas afectadas por desastres naturales, la SEDATU ha puesto en marcha un programa emergente de reconstrucción de viviendas en Nayarit, entidad que se vio afectada por el paso del huracán Willa en octubre de 2018, denominado “Reconstruyendo vivienda en Nayarit”, con el que se beneficiarán 5 municipios y más de 4 mil 200 familias, con una inversión de 23 millones de pesos.

 

Fuente: gob.mx

Volvió la operatividad a la CRE… ¿Y ahora?

Finalmente, como se anticipaba, el presidente López Obrador acabó ejerciendo sus facultades en términos del artículo 6 de la Ley de los Órganos Reguladores Coordinados en Materia Energética y nombró de manera directa a los cuatro comisionados de la Comisión Reguladora de Energía (CRE).

Por un lado, la noticia tiene un factor positivo: por fin la CRE podrá volver a sesionar de manera operativa y funcional. Por el otro, todo parece indicar que estos cuatro nuevos comisionados son afines de manera casi predeterminada al presidente, a su partido y a su visión de políticas públicas en materia energética. Eso, en un organismo regulador en el que debe imperar la imparcialidad propia de un árbitro, podría llegar a ser desestabilizador y sesgado. Solo podrá comprobarse con el tiempo.
Ahora, el sector energético aún tiene muchos más temas de los que preocuparse y por resolver. El apagón en la península de Yucatán en días pasados es solo un tema crítico de la agenda energética, y lo es por dos motivos: primero, porque viene justo como efecto de una disminución en el suministro de gas natural a la península, que genera su energía eléctrica en sitio, debido a su falta de conectividad de infraestructura; y segundo, porque bajo las condiciones actuales podría volver a suceder en mayor escala y en más lugares.

Existen dos regiones del país aisladas en sus redes eléctricas de transmisión: la península de Yucatán y el Istmo de Tehuantepec, y Baja California. Entre ellas, el istmo tiene la característica de ser una de las zonas con mayor potencial de energía eólica en el mundo. Esta región, y en general el país, se habría visto beneficiada con la línea de transmisión cuya licitación fue cancelada a finales de enero. Este proyecto habría integrado al Sistema Eléctrico Nacional una enorme cantidad de energía proveniente de fuentes renovables. Su cancelación deja fuera de juego el desarrollo de estos proyectos eólicos y sigue aislando a la península de Yucatán en su dependencia del gas natural. Si el flujo de este gas disminuye, es de esperar que vuelvan los apagones en la península. Es ahí donde vuelve a tener sentido la transición energética.

El tema, al fin, es que el riesgo de los apagones está latente, sobre todo en estas regiones aisladas, y mientras las políticas públicas energéticas del país sigan siendo frágiles y el contexto de la transición energética incierto, el escenario no parece poder mejorar.
El modelo de la transición energética aprobado en el sexenio pasado puede no ser perfecto, pero era una base indispensable y genuinamente confiable para el desarrollo del sector energético del país. En un contexto en el que el país requiere inmensas inversiones en las redes de transmisión eléctrica, el desarrollo de estos proyectos no debe detenerse, ni sujetarse de manera exclusiva a la inversión estatal que, francamente, no alcanzará para satisfacer la necesidad real del país.
El desarrollo de proyectos eólicos y solares, junto con las respectivas líneas de transmisión, es indispensable para inyectar al sistema enormes cantidades de energía limpia, pero, sobre todo, para conectar las zonas del país con mayor vulnerabilidad debido a su aislamiento en materia de infraestructura. Evitar episodios como el de la semana pasada en Yucatán no debiera ser una labor titánica del Estado, sino fruto de una debida proyección de las políticas públicas del sector. La transición energética no debe tratarse como un binomio vocal de moda, sino como una necesidad para el desarrollo seguro y sustentable del país.

 

Fuente: CódigoQro

Ciudades para la naturaleza: una visión del diseño urbano

Imaginemos que vivimos en el año 2050, para entonces México contará con más de 150 millones de habitantes. Ahora preguntémonos si México está preparado para tal crecimiento urbano. ¿Estamos planeando nuestras ciudades para que podamos soportar de una manera sostenible otros 25 millones de habitantes a los 125 millones que actualmente vivimos en México? ¿Estamos preparados para pasar de 384 ciudades a 961 hacia el año 2030? ¿Hacemos ciudades para la naturaleza? (ONU hábitat)

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Comunidades planeadas y sus factores para el desarrollo

La infraestructura debe ser entendida como el cimiento que garantice la estabilidad de todos los elementos; factores necesarios para proporcionar la inversión, producción y crecimiento sano de las ciudades y sus habitantes. Dicho término se relaciona de manera directa al desarrollo de comunidades planeadas y las smart cities. 

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Una buena planificación urbana reduce la delincuencia en ciudades

Las actividades delictivas están relacionadas con un diseño y gestión urbana deficientes.

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¿Es posible la movilidad sostenible en la CDMX?

México tiene tres enormes ciudades y una de ellas, la Ciudad de México, es reconocida como la más congestionada del mundo. Tenemos que convivir, pero también queremos vivir.

Hay ciudades que viven las 24 horas del día y la Ciudad de México, sin duda, es una de ellas. La concentración de población alrededor del crecimiento de esta megalópolis también muestra sus momentos de estrés en horarios definidos. El caos tiene un orden y la población de la Ciudad de México definió en las elecciones dar una oportunidad a una nueva izquierda para reparar el descuido alrededor de la movilidad urbana.

Hemos visto movimientos de ciclistas, llamativos momentos de peatones buscando ser escuchados, pero normalmente escuchamos el claxon del coche sonar junto al oído de un bebé en brazos o de una persona estresada viendo el celular ‘siguiendo a la bola’ sin voltear a ver el semáforo peatonal. Claramente la movilidad en la hermosa Ciudad de México pasa de retos de educación básica a problemas tan realistas como la física, la densidad y el que dos cuerpos no pueden ocupar el mismo espacio al mismo tiempo. Este problema no se queda en el transporte, sino que se vuelve parte del alimento de plomo de los pulmones y cerebros de sus ciudadanos cada día que pasa.

No se trata de ser amarillista, alarmista o pesimista, simplemente tenemos que entender que las ciudades enormes en países en desarrollo son las más propensas a sufrir las consecuencias de un crecimiento sin planeación, sin presupuestos y sin infraestructura. Resolver los problemas de la movilidad en la ciudad es uno de los pequeños grandes retos, sin duda, pero es el que refleja, tal vez, de forma más clara lo difícil que resulta el que tampoco haya una sociedad organizada. Se requiere de esta para que las asociaciones y organizaciones que buscan una movilidad integral puedan tener impacto con sus estudios y que el gobierno pueda llevar planes de manera más rápida a la población en general.

Uno de los ejemplos más claros lo trae la tecnología, una vez más. La única empresa que ha encontrado un momento de coyuntura para agregar a la sociedad a través de ser una aplicación que representa a una comunidad que a su vez es el reflejo de la sociedad organizada es Waze, que dirige Ana Sofía Sánchez-Juárez C. en México. El gobierno de la Ciudad, encabezado por Claudia Sheinbaum Pardo y apoyado por Andrés Lajous desde movilidad, anunció la colaboración por parte de la filial de Google y el gobierno de la Ciudad de México.

Cuidando la privacidad de la identidad de los usuarios el gobierno tendrá información muy útil para mejorar la seguridad de los usuarios del transporte privado y de vehículos compartidos. Al mismo tiempo, obtener información que en el mediano y largo plazo podrá resultar muy valiosa en la planeación de direccionamiento del tránsito en el sistema de movilidad de esta megalópolis. Al tener un agregado de las rutas origen-destino de los usuarios y sus horarios, se puede atender las necesidades y concentrar miembros de seguridad en las zonas que más lo requieran.

 

Fuente: Forbes 

Nuestras ciudades necesitan mucho más arboles

Uno de los grandes problemas a los que la humanidad se enfrenta es a los altos niveles de polución que soportan las grandes ciudades del planeta. En este sentido, grandes urbes como Ciudad de México, El Cairo, Nueva Delhi, Pekín, Moscú, Estambul, Shanghái o Buenos Aires constituyen algunos de los ejemplos de alta contaminación que se ponen siempre de relevancia en los foros que a lo largo y ancho del planeta discuten acerca de las posibles soluciones para atajar este enorme problema.

La contaminación atmosférica podría definirse como la presencia en el aire que respiramos de elementos contaminantes que pueden producir alteraciones en el correcto funcionamiento de la atmósfera, provocando efectos adversos en el mundo natural. Dichos contaminantes son consecuencia de la actividad humana, aunque en algunos casos también pueden producirse puntualmente de forma natural, como es el caso de las erupciones volcánicas. Las principales fuentes de emisión de contaminantes a la atmósfera son bien conocidas por todos, destacando los procesos industriales, la calefacción, el transporte, etc. Dicha contaminación puede provenir de la emisión de gases como el metano, el dióxido de carbono, el óxido nitroso, los clorofluorocarbonos o de partículas como aquellas que provienen de humos o cenizas de combustiones, aerosoles o los polvos de ciertas minas o industrias. Junto a esta contaminación existen otros tipos como son la contaminación acústica, la lumínica o la electromagnética que también afectan de forma muy intensa a la mayor parte de las grandes ciudades.

Poco a poco las sociedades nos hemos ido concienciando de las terribles consecuencias que la contaminación provoca en la salud humana y en el medio ambiente y como resultado de dicha concienciación se están tomando algunas medidas para atajar este enorme problema, al mismo tiempo que son cada vez más los estudios que se están realizando para conocer mejor sus consecuencias y las formas de reducirla. Sin embargo, el problema es tan grave que la Organización Mundial de la Salud estimó, en el año 2016, que una de cada nueve muertes en todo el mundo son el resultado de procesos inducidos, al menos parcialmente, por la contaminación atmosférica. Por tanto, estamos hablando de un problema muy serio al que la humanidad debe enfrentarse de forma decisiva. Para frenar esta terrible realidad resulta necesario oxigenar las ciudades con medidas eficientes que contribuyan a mejorar la calidad del aire y hacer de ellas un entorno mucho más saludable que el actual. Una medida muy sencilla sería la plantación de más árboles en los núcleos urbanos, ya que la presencia de éstos en entornos urbanos favorece su oxigenación y ayuda a mitigar los efectos del cambio climático.

Por lo tanto, la plantación de árboles en las ciudades es clave como medida parcial para atajar el enorme problema que la contaminación atmosférica trae consigo. Todos los expertos coinciden que, en la planificación y desarrollo del urbanismo, el contar con espacios verdes es esencial para que estos puedan actuar como “pulmones” del espacio urbano.  Si bien, la plantación de árboles no es la solución definitiva en la lucha contra la contaminación atmosférica en las ciudades y que debe combinarse con otras medidas, su papel es esencial para mitigar sus efectos.

Los beneficios que los árboles producen en los entornos urbanos son múltiples e interactúan de diferentes formas en aquellas ciudades en donde forman parte esencial de su paisaje. Los arboles reducen las principales partículas contaminantes del aire, proporcionan sombra y participan en el enfriamiento del clima urbano, un enfriamiento que puede llegar a oscilar entre 2 y 8 grados centígrados, lo que contribuye decisivamente a reducir el efecto “isla de calor” provocado por su acumulación en el concreto y otros materiales que abundan en los entornos urbanos. Sin embargo, los efectos beneficiosos del arbolado en las ciudades no se detienen aquí, ya que también contribuyen a mitigar los efectos del viento, al actuar como paneles aislantes. Por otra parte, promueven que los ciudadanos desarrollen formas de interactuar con el entorno urbano mucho más beneficiosas para el medio ambiente como el desplazarse en estos espacios urbanos caminando o haciendo uso de transportes más sostenibles como la bicicleta. Además de todo esto, las superficies arboladas en los núcleos urbanos generan espacios agradables de reunión y ocio, produciendo un efecto calmante, amén de impulsar la biodiversidad de las ciudades atrayendo a aves e insectos. En definitiva, las superficies arboladas de las urbes mejoran el bienestar de sus habitantes, al mismo tiempo que hacen más agradable el entorno laboral y de ocio.

Por todas estas razones las grandes megalópolis del mundo están apostando, en mayor o menor medida, por la conservación y la plantación de nuevo arbolado. La elección de las especies arbóreas adecuadas es esencial para garantizar que éstas proporcionen los beneficios descritos. Se hace imprescindible estudiar cada especie que forme parte del entorno urbano antes de proceder a su plantación, así como resulta básico proporcionarles el soporte necesario para que puedan crecer y desarrollarse. Hay que tener en cuenta que resulta muy habitual que los árboles se planten de manera incorrecta y que terminen falleciendo mucho antes de que alcancen su teórica madurez. Por todo ello, resulta fundamental que se realice un estudio del entorno urbano en que se vayan a plantar esos árboles, ya que con ello se evitarán problemas tan habituales como su excesivo tamaño, que cuenten con unas raíces desmesuradas o que la caída de sus frutos pueda causar problemas a los transeúntes.

Tan importante es el tema que venimos comentando que un equipo de científicos del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) en colaboración con el Foro Económico Mundial ha desarrollado un índice (el Green View Index) que cuantifica el número de árboles que hay en las grandes urbes de nuestro planeta a partir de los datos que proporciona el Google Street View. Dicho índice, cuyos datos son accesibles para cualquier ciudadano, permite evaluar y comparar la superficie arbolada en diversas ciudades del mundo, de forma que cualquier persona pueda tener conocimiento de este dato y pueda exigir a las autoridades la toma de medidas que reviertan la situación en el caso de que la ciudad en la que habita se encuentre en la parte baja de dicho índice. Este proyecto se llama Treepedia y pretende ser una herramienta más que contribuya a la expansión del arbolado en las grandes ciudades.

En definitiva, el valor ornamental y medioambiental que representan los bosques urbanos es enormemente valioso en términos de salud humana y de calidad de vida. La oxigenación del aire de nuestras ciudades es un objetivo en el que todos debemos estar embarcados si queremos hacer de ellas entornos habitables, presentes y futuros, para la especie humana. Iniciativas como la Treepedia son muy importantes, ya que proporcionan datos cuantificables y no basados en meras percepciones subjetivas, para que los ciudadanos puedan exigir a las autoridades locales la toma de aquellas medidas que sean necesarias para que su ciudad aparezca colocada en una mejor posición comparativa.

Fuente: Forbes

Transmisiones gratuitas a revisión

Dentro de la agenda propuesta en los foros de Consulta Pública para la Reforma al Código Urbano se debe incluir un punto especial para discutir el tratamiento legal que hemos de darle a las transmisiones gratuitas de suelo que deben hacer los desarrolladores a la ciudad o al municipio para que este tenga el suelo disponible para nuevos equipamientos, áreas verdes y espacios cívicos.
La ley actual señala que el desarrollador debe donar a la ciudad el 10% de la superficie total del predio que pretende desarrollar ( Art. 156, CU). Hay quien ha señalado como reclamo histórico que es poco, que ese porcentaje no provoca que sean suelos efectivos para mantener el balance del espacio público y las áreas verdes. Hay quien pide que sea el 20%, o hasta el 22% como está determinado en Nuevo León; mientras otros quisieran que fuera el 4%, cómo está en Guanajuato, e incluso que se pueda optar entre entregar suelo o valuarlo y mejor entregar el dinero al municipio para que este adquiera el suelo donde lo considere oportuno. Este ha sido debate central cada vez que se toca el Código Urbano.
Más allá de la cantidad de suelo, otro elemento del debate es la calidad, pertinencia, ubicación y proporción del suelo que se transmite. Existe hoy prohibición expresa para que el municipio no termine recibiendo suelos residuales, inútiles e inaprovechables ya para situar un equipamiento o dotar de un espacio público de calidad a los habitantes de una colonia, un barrio o una zona de la ciudad. Mucho se ha cuestionado la división porcentual: que del 10%, 5% sea para equipamiento; 4%, para áreas verdes, y 1% para plazas y espacios cívicos basados en la densidad de hasta 400 habitantes por hectárea. ¡Una fórmula que solo Dios y el legislador del 2012 saben de dónde salió! Esto tendrá que revisarse y sería bueno que la dosificación del suelo transferido no tenga como base la densidad poblacional y más bien responda a una demanda especial específica del punto de la ciudad que se está resolviendo.
Un último elemento que invitamos a la legislatura a revisar y en su caso a resistir, es la presión a que ese suelo transmitido pueda ser liberado para revenderse, además de la perversidad de querer conmutarlo por dinero, como ya comenté. No, por ningún motivo se debe tocar la caracterización que ese suelo donado debe tener: inalienable, imprescriptible e inatacable desde la perspectiva de que el donante quisiera recuperarlo.
Hoy están así protegidos, etiquetados para servir a la ciudad, y aun así se han llegado a comercializar o se les ha dado un nuevo destino. Ahí está la atroz desfiguración del Área Natural Protegida de Jurica Poniente, durante la administración municipal 2015-2018. O peor aún, cuando los alcaldes han llegado a pagar suelos con el fruto de su venta.
Son suelos sagrados. Solo así el entramado urbano puede mantener la calidad y ofrecer equidad y oportunidades a todos los ciudadanos; la oportunidad de encontrar el espacio público, los servicios, las redes y la infraestructura que necesitamos cerca de casa.
Debemos estar alerta, no sea que algunos legisladores sucumban ante la presión de algunos tenedores de suelo que siempre han querido que las transmisiones gratuitas sean una obligación suavecita y a modo.

 

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Seguridad Energética

Las últimas semanas han sido particularmente delicadas en el panorama de los hidrocarburos a nivel nacional. El combate al robo de combustibles, conocido como huachicoleo, ha desatado una enorme polémica por sus efectos secundarios, que sin importar si se acaban caracterizando como una crisis de desabasto o de falta de distribución, ha generado incomodidad entre los usuarios, cientos de estaciones de servicio cerradas, e interminables filas con miles de horas productivas perdidas.
No obstante, reconozco que lo que más me ha llamado la atención ha sido la enorme fragilidad, y prácticamente nula seguridad energética de buena parte del país. La velocidad con la que distintos estados del país agotaron sus provisiones de combustible frente a la falta de distribución es alarmante. Los estados del Bajío, enorme motor industrial y económico del país, resultaron no tener suficiencia para el abastecimiento de gasolinas después de poco más de un par de días sin suministro. Este dato contrasta dramáticamente con los requerimientos de la Agencia Internacional de Energía, que requiere a sus miembros contar con reservas para al menos 90 días de suministro, y aún con la Política Pública de Almacenamiento Mínimo de Petrolíferos, que estableció un volumen mínimo de inventario para el 2020 del equivalente a 5 días de ventas.
Aún así, la reflexión sobre esta crisis huachicolera ha terminado siendo agridulce: por un lado, evidenció las carencias en infraestructura de almacenamiento, transporte, distribución y comercialización de combustibles; y, por otro lado, probó el éxito de la reforma energética y su régimen de libre competencia.
El primer factor es también una área de oportunidad. Simplemente, existe un potencial fantástico para el desarrollo de esta infraestructura, lo que la convierte en una estupenda oportunidad de inversión para los particulares y en una necesidad para el combate efectivo al huachicoleo.
Por cuanto ve al segundo factor, es innegable el éxito de la reforma energética en esta crisis, y es que sin ella ni siquiera habría habido gasolina en las pocas estaciones de servicio de aquellas empresas que importan de manera directa sus propios combustibles. Si en Querétaro no existieran gasolineras que importan directamente sus productos de Estados Unidos, el panorama habría sido aún peor.
Entonces, una de las conclusiones es que mientras más libre competencia exista en el sector de los hidrocarburos, y de la energía en general, menos vulnerables seremos frente a este tipo de fenómenos imprevistos. En pocas palabras, hay que apostarle a la diversificación del sector energético. Simplemente, no es sano que una única empresa sea la que domine de manera aplastante el sector, pues entonces de esta dependerá de manera casi exclusiva la producción, distribución, y logística en general. Mientras más y más libres jugadores existan, menos vulnerables seremos los usuarios.
La apuesta más importante, sin embargo, es la de diversificar las fuentes de generación de energía en el país; que podamos aprovechar energía de distintos orígenes, y no solamente de los hidrocarburos. Pareciera muy lejano, pero la disrupción tecnológica poco a poco nos llevará hacia allá. Más adelante hablaremos de ello.

 

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