Nuevos nubarrones sobre la Comisión Reguladora de Energía

Hace unos meses, aún antes de que el presidente López Obrador tomara protesta del cargo, yo escribía sobre la presión que en lo político y en los pasillos de la burocracia se estaba ejerciendo sobre los miembros de la Comisión Reguladora de Energía (CRE) y la Comisión Nacional de Hidrocarburos (CNH). Frente a la imposibilidad de eliminar formalmente la autonomía de estas comisiones, el embate ahora se surtía en la presión política, donde uno a uno se buscaba obtener la renuncia de los comisionados por considerarlos poco afines a las políticas e intereses del nuevo gobierno.
La polémica se ha perpetuado en los primeros meses del año. La salida de varios de sus comisionados, algunos por renuncia, y otros por haber concluido su periodo, ha dejado a la CRE en un estado de parálisis, bajo el cual ni siquiera tienen el quórum para sesionar y mucho menos para tomar ninguna decisión; con tres de siete comisionados en funciones, la CRE se paralizó. Aunado a ello, la crítica que desde la presidencia y desde algunos curules del Senado se ha producido directamente hacia el comisionado presidente, Guillermo García Alcocer, claramente nos habla de nubarrones de incertidumbre que se posan sobre los órganos reguladores en materia energética, y en general sobre el sector de la energía.
Para abonar a esta incertidumbre, las sesiones sostenidas en la Comisión de Energía del Senado para elegir a los nuevos comisionados han dejado mucho que desear. Prácticamente ninguno de los candidatos tiene una experiencia probada en materia de electricidad, pues la inmensa mayoría se vincula más bien al sector de hidrocarburos, que es en cualquier caso materia del otro órgano regulador, la CNH. La falta de idoneidad de estos candidatos llegó incluso a rayar en lo cómico cuando algún candidato, al ser cuestionado sobre el significado de los Certificados de Energía Limpia (CEL por sus siglas) no tuvo empacho alguno al decir que los únicos “CEL” que conocía eran los teléfonos celulares, haciendo referencia explícita a su teléfono; o cuando otra se limitó a leer una definición de Internet para explicar qué hace el organismo al que ahora pretende pertenecer. Aún así, y aun cuando la inmensa mayoría de las voces expertas del sector ha manifestado su franca preocupación por la falta de candidatos serios, objetivos y experimentados en el sector, la comisión del Senado apenas este miércoles emitió el dictamen de idoneidad para 11 de los 12 candidatos entrevistados, y eso porque el que quedó excluido ni siquiera se presentó a su comparecencia.
Este escenario incierto se suma a la cancelación que desde el Centro Nacional de Control de Energía (Cenace) se ha hecho respecto de la cuarta subasta de energía eléctrica, práctica ideal para la proliferación y atractivo de la inversión en proyectos de renovables; o a las cancelaciones o suspensiones de las licitaciones de proyectos de infraestructura de transmisión que conectaría diversas zonas del país, algunas de ellas con un altísimo potencial para la generación de energía, con otras con alta demanda de electricidad. El resultado, se busque o no, es que se está minando el potencial de uno de los sectores donde México podría ser una punta de lanza: la producción de energía, y aún mejor, de energía limpia. Al tiempo lo veremos.

 

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