Urbanismo Progresista: Tendencias de creatividad económica.

 

La creatividad no consiste

en desarrollar una nueva manera,

sino una nueva visión”.

– Edith Wharton

Lo que está transformando el modo cotidiano de vivir ya no se produce primordialmente en edificios, oficinas o aulas de clase. La concentración industrial de los últimos años -entre otras cosas- por la  mano de obra barata de los países asiáticos, ha propiciado la reinvención del capital humano de varias urbes, sobre todo las europeas, así como el de la Ciudad de México.

Esa reinvención ha provocado en parte, que las grandes plataformas de producción creativa, de ideas que se transforman en aplicaciones para hacer más amable nuestra realidad, hoy sucedan en parques públicos de Zagreb en Croacia, calles y esquinas con wifi de Bogotá, en la nube virtual o en los blogs de empresas de Mumbai, en los mercados populares de una colonia perdida de Tel Aviv o de Nápoles que conectando sus avenidas a Internet afectan el mundo corporativo de las grandes avenidas de Tokio, Londres o Nueva York.

 

La movilidad y tendencias virtuales de las ciudades han creado formas de acercamiento que han desafiado eficazmente a las distancias físicas de los países. Las comunidades de una ciudad se conectan con colonias de otra urbe.

 

Mientras las relaciones diplomáticas se basan en el protocolo riguroso, las relaciones de ciudadanos del mundo conectado, se basan en la afinidad vertiginosa. Una joven ama de casa en Roma que sabe leer análisis médicos, se conecta en plena calle con facetime en su iphone para explicarle los resultados a un flamante médico de Boston recién levantado de su alcoba. Un diseñador en Jerusalem entrega la explicación y el armado de su modelo industrial de robots en googledocs a una empresa alemana que los produce en Shenzhen, China. Una trabajadora de hogar en México, envía mensajes sin costo vía whatsapp para informar qué se requiere del supermercado a sus patrones mientras están de viaje. O una pareja brasileña que acude a Vietnam para adoptar a un niño de la calle, al cual conocieron por imágenes de Instagram y de Flickr.

 

Nada de ésto es sofisticación de la imaginación; es parte de lo que veo día con día en los aviones y en los viajes que realizo. Estas conexiones individuales-virtuales -pero globales y reales- están provocando nuevas tendencias de migración, movilidad de transporte local e internacional, de medio ambiente, de inversiones extranjeras, de cultura que nos están llevando a un neo-urbanismo.

 

En efecto, el siglo XXI ha venido a hacer que el derecho a la tecnología se convierta en el elemento igualador y más democrático de la equidad social y económica. El sueño de un obrero chino ya no es un plato de arroz, sino un Smartphone que lo conecte a costos bajísimos con el mundo, lo mismo que muchos obreros del mundo (no en balde China cuenta con mas de 950 millones de usuarios de telefonía móvil).

 

Porque es ese aparato, la plataforma que destruye las desigualdades; el tamaño de cualquier infraestructura o distancia, poniendo en el centro la capacidad creativa para que el talento encuentre y se ubique donde desea a través del teléfono inteligente. Ello propicia que vivamos una especie de antropología móvil; el teléfono celular relega a la geografía. La geolocalización nos hace hallar lo que buscamos y nos acerca virtualmente a ello.  Nunca como hoy pueden ejercerse distintas versiones de libertad de opciones con tan sólo estar conectados a Internet.

 

En efecto, las nuevas personas que se están incorporando a la economía mundial han nacido conectados y los que están dejando de ser económicamente activos, lo vuelven a ser, cuando logran vencer las barreras de la edad para conectarse.

 

Todo esto, está propiciando el incremento del poder de las ciudades y la transformación de la actividad industrial en una economía del conocimiento, con  estrategias creativas que saben ofertar tendencias de identidad local como atractivo para la inversión y la atracción del conocimiento global.

 

La economía del conocimiento galopa sin cesar dando pie a un urbanismo económico que exige altos márgenes de creatividad para satisfacer las necesidades de los ciudadanos con el reto de generar modos de vida cotidianos de corto plazo que creen sustentabilidad en el largo plazo.

 

Los dos siglos pasados se centraron en la división de sistemas económicos e ideológicos; este siglo está dando paso a una neo-civilización con patrones globales que crean tendencias locales. La afinidad de los individuos está conectando y haciendo más sensible a las ciudades que a los países, confiriendo una dinámica económica diametralmente diferente a los Estados.

 

Por ejemplo, mientras España sufre el embate de la gran crisis o Italia, ciudades como Valencia, Roma o la región de la Toscana viven del turismo tranquilamente y ejercen una relación comercial con ciudades hermanas. 190 ciudades norteamericanas en la actualidad producen más del 20% del PIB global. Sin embargo, durante los próximos 15 años, aquel se desplazará hacia el sureste, específicamente a China, que contará con 100 de estas ciudades, que se espera contribuyan con un 30% del PIB mundial. Aunque la región de Asia será el jugador más fuerte, otros países como la India contribuirán con el 3 % y América Latina con un 4 %.

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URBANISMO PROGRESISTA

 

Ante esta nueva tendencia de dinámicas globales es propicio el momento -no sólo para entender estas dinámicas- sino para interactuar con ellas y aprovechar su máximo potencial, para aplicar un nuevo modelo económico de ciudades de Urbanismo progresista ya desarrollado por Minneapolis, Portland, Zurich, Vancouver o Freiburgo en Alemania.

 

Un sistema con políticas públicas creativas que sepa atraer lo mejor de lo global para crear prosperidad local: tecnología aplicada al urbanismo temático, usos de suelo que crean movilidad inteligente, la psicología y marketing social que entienden los motivadores sociales locales para atraer inversiones financieras y patentes internacionales, ciudades temáticas con vocaciones económicas encaminadas a una neo-industrialización creativa en la economía del conocimiento.

 

El progresismo urbano ya es latente en varias ciudades del mundo. Sin embargo, es la Ciudad de México, el avatar por excelencia que puede cristalizar el mantra del progresismo urbano en el mundo de la emergencia económica, al pasar de una planeación centralmente planificada a un método de  creación y de toma de decisiones mayoritariamente compartida con la sociedad civil, la iniciativa privada, la academia y el individuo en sí.

 

Todo está dado para que la Ciudad pueda contar con un nuevo modelo económico-social con impacto urbano, que sirva de modelo para otras metrópolis del mundo.

 

El urbanismo progresista que puede materializarse en la ciudad, debe maximizar la libertad de elegir desde la diversidad, elevar el espíritu de competitividad usando motivadores que permitan crear hábitos de vida cotidianos más amables. Es momento de empezar a crear más comunidad, más ciudad compacta.

 

Estrategias e infraestructura segura para el tránsito vehicular. El urbanismo progresista debe seguir promoviendo el walkability, la facilidad para invertir y hacer negocios, espacios públicos de calidad, calidad de aire, espacios y calles con prevención del crimen, accesibilidad a oferta cultural y de servicios de calidad, facilitación para recibir productos y servicios por delivery, acceso global a Internet y wifi de calidad, estacionamientos, transporte público multimodal de calidad, y sobre todo, una planeación de ciudad compacta con movilidad temática inteligente.

 

Este tipo de atributos, permite transitar de un urbanismo de mercado donde sólo imperan los códigos postales, límites morales o sociales en donde se creen ventajas para unos y desventajas para otros.

 

El urbanismo progresista debe construir soluciones para resolver las demandas presentes y modelar soluciones sustentables para las tendencias de vida de mañana en un entorno plural, diverso y cambiante colocando en el centro a un ciudadano con el derecho de contar con opciones amables y competitivas de vida.

 

El urbanismo del siglo XXI y en una economía del conocimiento, las ciudades deberán responder a la planeación de usos de suelo acorde a vocaciones económicas y no a improvisaciones de estrategia temporal.

 

 

 

TENDENCIAS DEL URBANISMO PROGRESISTA MUNDIAL.

 

Recorrer diez ciudades de Asia y Europa en 28 días me ha dejado ver como se están gestando patrones internacionales comunes que afectan los modelos de sociedades locales más participativas, flexibles y horizontales, que impulsan el potencial creativo de las poblaciones urbanas.

 

Cada vez hay más formas de relacionarse por medio de la afinidad y en menor medida por conveniencia. Parejas flexibles pero formales. Cualquier esquina de una ciudad cobra vida con conectividad; las barreras ya no son físicas y se puede ser internacional en un instante tan sólo con conectarse a Internet.

 

Paradójicamente, son las ciudades quienes se enfrentar a crear estrategias de infraestructura de largo plazo para corresponder a las decisiones de corto plazo de la población flotante y de  los ciudadanos que propician una movilidad urbana frenética ante un futuro que  se antoja tan desechable y cambiante evidenciado por lo que se comparte desde la mercadotecnia viral de las redes sociales.

 

El empleo mundial está desarrollando personajes migrantes-temporales que buscan ciudades que les permitan dar lo mejor de su productividad en un entorno de más empleos básicos y técnicos; de emprendimientos por necesidad y no por voluntad dada la falta de condiciones de emplearse como se desea.

 

Internet nos trae una nueva sociedad flotante en las ciudades por las afinidades propiciadas por las redes sociales; cada vez más parejas, relaciones y hogares creados desde Facebook, sin importar códigos postales. Parejas flexibles pero formales.

 

En pocos años veremos a la primera generación formal mundial de lo que llamo baby pride, una generación que se interrelacionará en ciudades como Tel Aviv, Barcelona, San Francisco y la antropología social será muy distinta. Cada vez hay más formas de relacionarse por medio de la afinidad y en menor medida por conveniencia.

 

Y todo eso afecta el urbanismo del Siglo XXI.

 

 

 

CIUDAD DE MEXICO: NEOINDUSTRIALIZACION URBANA.

 

En este reinventarlo todo, resurge de nuevo el debate sobre el concepto de ciudad, así pues, después del declive de la ciudad industrial, se apunta a la Ciudad Creativa como posible alternativa, y se presenta como escenario para la creación y la innovación.

 

Ya el propio Jefe de Gobierno Electo, Miguel Ángel Mancera, ha referido durante su campaña la creación de Zonas de Desarrollo Económico y Social que permitan darle vocaciones económicas al tiempo que propicie el desarrollo de una ciudad compacta y con movilidad inteligente.

 

Veo en la Ciudad de México un sello neoindustrial que propicie ser la capital de producción de sistemas de movilidad, transporte público y de creación de tecnología móvil urbana, una ciudad que sea la capital mundial de laboratorios de aplicaciones móviles, de gadgets temáticos  trayendo el foco de atención de Palo Alto, California a Observatorio o a Ciudad Universitaria.

 

Para provocar una neoindustrialización en la Ciudad de México requerimos de esa planeación compartida  no de nuevas opciones sino  una identidad inspirada en una visión de metrópoli de inspiración.

 

El modelo progresista ve en la población penitenciaria, una fuerza laboral para la reindustrialización, un grupo objeto que puede recibir educación a distancia; ve en los jubilados una fuerza motriz que puede capacitarse para seguir siendo productiva incentivando a alianzas con la iniciativa privada; cuenta con un sistema de educación eficaz que radica en la capacitación técnica y en la certificación que dignifica la vida de los ciudadanos.

 

La primera regla del urbanismo progresista es que las decisiones de política pública van enfocadas a otorgar la libertad de competir en igualdad de circunstancias, sin la necesidad de dar apoyos a monopolios ni subsidios permanentes que inhiban el crecimiento.

 

La segunda es que convierte los problemas en causas del desarrollo de su identidad, donde por ejemplo se rescate a los mercados populares e informales, creando corredores culturales, o transporte compartido y opciones de movilidad que permitan crear ciudades compactas y con vocación temática.

 

La gran diferencia entre los mercados exitosos y los que son refugios de la informalidad, es la dignidad y creatividad que se le da al espacio. Ello detona el autoempleo, el turismo cultural, la movilidad urbana inteligente. No es sólo el rescate de espacios urbanos o edificios, sino cómo con creatividad urbana se puede dar una nueva solución a la informalidad comercial.

 

Es evidente el enorme bono democrático del nuevo liderazgo que habrá de tener nuestra Ciudad. En consecuencia, en el rompecabezas de esta gran urbe hay una gran oportunidad para construir la metrópoli que inspire un modelo económico de país para los siguientes años. Parece que las fuerzas de los nuevos liderazgos cuentan con la sensibilidad para hacer que lo que hoy sucede aisladamente pueda funcionar por una meta que cause pasión colectivamente generando así, la plataforma para crear prosperidad local gracias a una identidad que sabe resolver las necesidades que genera el entorno global.


Fuente: Animal Político